Seguridad alimentaria: un desafío persistente

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RDC 331/2019 e IN 60/2019: Nuevos retos para los productores y la seguridad de los consumidores

La seguridad alimentaria siempre fue un asunto tratado en las diversas reuniones de comités científicos e industriales, considerando su importancia para la salud pública. Sumado a esto, los brotes reportados como la Peste Porcina Africana (PPA) e incluso la segunda ola del virus Covid-19, revelaron aún más la preocupación por la vulnerabilidad de los procesos de producción con respecto a las contaminaciones que afectan no solo a los animales, sino principalmente a los consumidores.

La producción brasileña, a su vez, incluso frente a la crisis del último año, consiguió suplir la demanda e intensificó su producción en este período turbulento, garantizando la eficiencia de factores relacionados al agronegocio y bioseguridad de los productos. Sin embargo, los datos estadísticos de la Encuesta Nacional por Muestra de Domicilios (PNAD/IBGE) apuntan impactos socioeconómicos de la pandemia, que afectó la calidad de vida de los consumidores, el acceso al trabajo y a los ingresos. Esto constituye otro desafío para los productores e industrias que necesitan alimentar al mundo y al mismo tiempo mantener la calidad y seguridad de los alimentos a un costo/beneficio aceptable.

Cada año son implementadas o actualizadas nuevas legislaciones para mejorar los procesos de la cadena alimentaria, desde el bienestar y la salud de los animales hasta la calidad final del producto, teniendo en cuenta la sostenibilidad del medio ambiente y la bioseguridad.

Para la industria alimentaria, entraron en vigor en diciembre de 2020 las normativas RDC 331/2019 e IN 60/2019, del MAPA (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento en Brasil) que buscan aumentar la seguridad alimentaria para garantizar la salud de los consumidores, considerando los estándares microbiológicos de la cadena productiva.

 

¿Cómo la RDC 331/2019 y la IN 60/2019 afectan a la cadena de producción?

Como ya es conocida, la RDC 331/2019 abarca toda cadena productiva de alimentación tratando de los estándares microbiológicos de los alimentos y sus aplicaciones, desde la producción hasta la comercialización – o cualquier otra etapa que forme parte de la cadena de alimentos. Por otro lado, la IN 60/2019, que complementa la RDC 331/2019, presenta la lista con los nuevos estándares microbiológicos para alimentos listos para la oferta al consumidor. En general, la RDC 331/2019 determina que los alimentos no deben contener microorganismos patógenos, toxinas o metabolitos en concentraciones perjudiciales para la salud, y las normativas fueron modificadas para satisfacer las necesidades sanitarias nacionales e internacionales.

Entre las alteraciones impuestas por la RDC 331/2019, destacamos el aumento del número de análisis de algunos productos buscando generar más datos, para poder tomar decisiones más asertivas. Otra alteración está relacionada a los serotipos de bacterias incluidos y la concentración del límite microbiológico. Un ejemplo es la inclusión de serotipos de importancia para la salud pública en los análisis de detección de Salmonella en productos cárnicos, como S. enteritidis y S. typhymurium, ambas asociadas a casos de intoxicación alimentaria. Además de esas, destacamos la sustitución de la detección de coliformes a 45ºC por E. coli, por estar frecuentemente asociado a Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAs), considerando que entre 2006 y 2016 este fue uno de los agentes etiológicos más registrado en los brotes de ETAs en Brasil.

Estos cambios volvieron más rigurosos los procesos de producción y son una preocupación para los productores, que deben adecuarse a las nuevas normativas que surgen cada año y, al mismo tiempo, necesitan analizar el costo/beneficio de sus producciones.

 

¿Cuál es la importancia de las normativas para la salud pública?

La salud y la nutrición son factores de gran importancia que influyen directamente en el control de los patógenos.

Toda la producción de la cadena alimentaria respeta una serie de procedimientos de fabricación, higiene y calidad que están presentes en legislaciones y normativas que buscan la seguridad del consumidor. Estas actualizaciones en las legislaciones y normativas, ocasionalmente, vuelven los procesos más rigurosos y siguen una tendencia global e irreversible.

El control de calidad es realizado por medio de análisis periódicos que aseguran no sólo el producto final, sino que también proporcionan subsidios para la mejora o el mantenimiento en los procesos de los alimentos. Los estándares microbiológicos, por otro lado, están relacionados con la calidad de los alimentos, y proporcionan información sobre los microorganismos y sus cantidades presentes en los alimentos. Por definición, el estándar microbiológico es un criterio que define la aceptabilidad de un lote o proceso de alimento, basado en la ausencia, presencia o concentración de microorganismos, sus toxinas y metabolitos.

La reducción en la contaminación por microorganismos patógenos debe ser controlada del campo al producto final, ya que los animales de producción enfrentan varios desafíos y están en contacto continuo con patógenos. En la puesta de huevos, la reducción de la colonización en los ovarios y cecos de las ponedoras comerciales puede ser un factor crítico para la seguridad de los alimentos, pues consecuentemente disminuirá la contaminación fecal en la superficie de los huevos. Después de la puesta, comienza el enfriamiento y las bacterias en la superficie del huevo penetran a través de los poros de la cáscara, es decir, cuanto menor sea la contaminación de la superficie con Salmonella, menor será la contaminación dentro del huevo. Del mismo modo, prevenir la multiplicación de patógenos en pollos, cerdos o bovinos de corte reduce la contaminación de la carcasa en los mataderos, ya que los órganos pueden romperse durante el proceso de evisceración.

 

EL PAPEL DE ICC BRAZIL EN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

Contribuyendo con la seguridad alimentaria, ICC Brazil ofrece al mercado soluciones innovadoras que agregan valor a la cadena de producción animal, por medio de productos a base de levaduras que ayudan a prevenir y controlar la colonización de bacterias patógenas, estimulan el sistema inmune de los animales, mejoran la salud intestinal y reducen la contaminación de huevos y carnes. Por ser naturales, los aditivos promueven la seguridad alimentaria y también tienen excelente costo/beneficio, favoreciendo la rentabilidad al productor y un producto de óptima calidad para el consumidor final. Entre las soluciones disponibles, destacamos ImmunoWall®, compuesto por una densa pared celular de Saccharomyces cerevisiae con altas concentraciones de β-glucanos y MOS, que actúan en la modulación de la respuesta inmune de los animales por medio de la estimulación del sistema inmune innato, aumentando la resistencia a infecciones oportunistas.

 

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Publicado en 26 febrero de 2021