Importancia de los programas de bioseguridad para el uso prudente de antibióticos en la porcicultura

Blog, Cerdos

Ricardo Hummes Rauber, DVM MSc PhD
Consultor de Salud Animal

La bioseguridad es un conjunto de procedimientos técnicos – conceptuales, operativos y estructurales – que tienen como objetivo prevenir o controlar la contaminación de los rebaños por agentes de enfermedades infecciosas que pueden tener un impacto en la productividad animal (enfoque en Salud Animal) y en la salud de los consumidores (enfoque en Salud Pública).

Desde un punto de vista teórico, este conjunto de procedimientos engloba nueve componentes, que se definen a continuación:

1 – Aislamiento: El primer paso en un La bioseguridad consiste en evitar que los patógenos externos entren en la granja. Esto se puede lograr a través del aislamiento físico de la propiedad, que incluye el uso de cercas, muros y/u otras barreras físicas para evitar la entrada de personas, vehículos y vida silvestre no autorizados, y el aislamiento virtual, que incluye los procedimientos adoptados para el acceso efectivo a las granjas y cobertizos.

2 – Control de tráfico: Las granjas avícolas deben limitar el acceso solo a personas y vehículos autorizados. Se debe establecer un plan de control de tráfico para limitar el número de personas y vehículos que entran en la granja y garantizar que siga los protocolos de bioseguridad adecuados antes y durante el acceso.

3 – Limpieza y desinfección: La limpieza y desinfección adecuadas son esenciales para evitar la propagación de enfermedades. Se debe realizar una limpieza para eliminar el material orgánico y se debe desinfectar para eliminar cualquier patógeno restante. Todos los equipos y materiales deben limpiarse y desinfectarse después de su uso y todas las superficies del cobertizo deben limpiarse y desinfectarse a fondo.

4 – Cuarentena, medicación y vacunación: Todos los animales que se introducen en el lote deben permanecer en cuarentena durante un período para controlar los signos de enfermedad. Cuando sea apropiado, los rebaños o animales enfermos deben ser medicados lo antes posible. La vacunación debe considerarse como una medida preventiva contra enfermedades conocidas en la región.

5 – Monitoreo: Es necesario un monitoreo regular del rebaño para detectar la presencia y evolución de enfermedades. Esto puede incluir el monitoreo de los animales en busca de signos clínicos, la realización de pruebas de laboratorio y necropsias, y el uso de animales centinela para detectar la presencia de la enfermedad.

6 – Erradicación: Si se detecta una enfermedad, los animales afectados deben ser retirados del lote y tratados o sacrificados. El área debe limpiarse y desinfectarse a fondo y los animales restantes deben ser monitoreados para detectar signos de enfermedad. En general, en su caso, la erradicación considera la eliminación de todos los animales que componen el rebaño afectado.

7 – Auditoría: Deben llevarse a cabo auditorías periódicas para garantizar que la bioseguridad e identificar puntos de mejora.

8 – Educación Continua: La educación y capacitación adecuadas de todo el personal es esencial para una bioseguridad exitosa. Esto incluye capacitación sobre protocolos de bioseguridad, detección de enfermedades y respuesta a emergencias.

9 – Plan de contingencia: Debe existir un plan de contingencia para describir las medidas que se deben tomar en caso de un brote de enfermedad. Este plan debe incluir protocolos para aislar los lotes afectados, limpiar y desinfectar el área y comunicarse con las autoridades reguladoras y otras partes interesadas.

Los puntos descritos anteriormente son teóricos y pueden tener una aplicabilidad limitada en el actual sistema de producción porcina, como es el caso de la erradicación, que solo se aplica efectivamente a enfermedades que en la actualidad son exóticas en Brasil. Sin embargo, desde un punto de vista práctico, la mayoría de ellos son aplicables en la realidad actual de la ganadería porcina en la misma medida en que son importantes para el mantenimiento de la sanidad animal.

En general, una aproximación superficial al concepto de aislamiento se refiere a un aislamiento geográfico de la explotación, con distancias considerables de cualquier otro tipo de unidad de producción o cría de animales, incluyendo un cinturón verde de unos pocos cientos de metros en el perímetro de la explotación. Sin embargo, esta realidad, si alguna vez fue común, en la actualidad es cada vez más rara y una aproximación más profunda a este concepto saca a la luz una serie de procedimientos que deben adoptarse para cumplir a cabalidad con lo que se espera en cuanto al aislamiento de la granja, nave o animales.

Limitar el acceso a las instalaciones de producción porcina únicamente al personal autorizado es una medida esencial de bioseguridad. Permitir el ingreso de personas o vehículos no autorizados a las instalaciones aumenta el riesgo de introducir patógenos que puedan infectar a los animales. Las personas y los vehículos pueden traer patógenos de otros lugares, y los equipos también pueden servir como portadores de agentes causantes de enfermedades. Por ello, se deben establecer protocolos estrictos para el movimiento de personas, animales y equipos dentro y fuera de la finca, que incluyan la instalación de pantallas anti-pájaros en los galpones, cercos perimetrales en las fincas o núcleos e instalaciones para la ejecución de procedimientos de barrera sanitaria, desde el punto de vista estructural, además de la implementación de procedimientos como el baño,  cambio de ropa y calzado, desinfección de materiales y vehículos, registro de acceso de personas y vehículos, control de roedores y otras plagas, entre otros.

La desinfección de vehículos y equipos es un paso importante para prevenir la propagación de patógenos. Los vehículos que ingresan a la granja deben limpiarse y desinfectarse a fondo antes de ingresar y salir. Los visitantes y el personal deben usar ropa única para cada granja. Estas medidas ayudan a minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades de fuentes externas.

Mantener limpias las instalaciones y los equipos es crucial para prevenir la propagación de enfermedades. Un ambiente limpio ayuda a reducir el riesgo de exposición a patógenos causantes de enfermedades. La limpieza y desinfección de las instalaciones y equipos debe realizarse de forma periódica y siguiendo estrictos protocolos. Para el cumplimiento efectivo de los protocolos de limpieza y desinfección, la práctica del alojamiento «todo dentro, todo fuera» es esencial y se refiere a una estricta práctica de manejo higiénico-sanitario, en la que todos los animales de un determinado compartimento, sector o instalación entran al mismo tiempo y se retiran juntos, sin mezclarse con otros animales en diferentes estados de crecimiento,  diferentes edades o condiciones de salud. Esto es esencial para garantizar que el área pueda limpiarse y desinfectarse a fondo antes de que se introduzcan nuevos animales.

La práctica de «todo dentro, todo fuera» permite que cada compartimento funcione como una unidad de bioseguridad independiente. Esto significa que incluso dentro de una misma granja o instalación, diferentes recintos pueden funcionar de forma aislada entre sí en términos de control sanitario, lo que facilita el manejo de enfermedades y evita la propagación de agentes infecciosos entre recintos. Esta estrategia es particularmente útil en granjas de cría, en las que, en la práctica e incluso considerando cada nave de forma independiente, no es posible un vaciado efectivo. Así, de forma compartimentada o sectorizada, es posible cumplir un mínimo de condiciones para el cumplimiento efectivo de los procedimientos de limpieza y desinfección. La segregación de la granja o instalación en compartimentos en los que se aplica el concepto all-in-all-out (todo dentro todo fuera) ofrece, por tanto, una estrategia eficaz para la gestión sanitaria, promoviendo un entorno más controlado y seguro para el crecimiento y desarrollo de los animales, además de contribuir significativamente a la prevención de enfermedades y a una producción eficiente y sostenible.

Es importante destacar que, para las granjas de cría de cría y de crecimiento/engorde, es posible establecer una logística de recepción y envío de animales con el fin de proporcionar la aplicación efectiva del concepto all-in-all-out, favoreciendo otro aspecto importante de los programas de bioseguridad y sanidad para las granjas porcinas, que es la uniformidad de edades de los animales en estas granjas. Es decir, no se recomienda la segmentación dentro de la propia unidad epidemiológica para estas granjas, so pena de comprometer los resultados sanitarios y zootécnicos.

El seguimiento periódico de la sanidad animal es esencial para la detección precoz de enfermedades. Los lotes de animales que muestren signos de enfermedad deben ser aislados, diagnosticados y contar con protocolos de tratamiento adecuados para prevenir la propagación de la enfermedad. El monitoreo se puede realizar a través de la observación clínica de los cerdos en busca de signos de enfermedad, como letargo, pérdida de apetito o dificultad respiratoria, a través de evaluaciones de necropsia o mediante la recolección y análisis de muestras, como sangre, heces, saliva u otros materiales. Las variaciones en el consumo de agua también pueden ser indicativas de cambios en la salud de la parvada.

La vacunación es una herramienta eficaz para prevenir la propagación de ciertas enfermedades en las poblaciones porcinas. Los programas de vacunación deben ser diseñados e implementados por el veterinario responsable del control sanitario del hato, el cual tendrá en cuenta la categoría del animal (cría o despiece), las condiciones de las granjas, los retos de la región, las variaciones estacionales, entre otros factores. En este contexto, se destacan algunos puntos cruciales relacionados con la vacunación:

1 – Definición de enfermedades para las que se utilizarán vacunas:

1.1.      Prevalencia del Agente Infeccioso: La prevalencia de ciertos patógenos en la región o en la unidad de producción específica debe guiar la selección de las vacunas. Es imperativo comprender qué enfermedades son las más comunes y cuáles plantean riesgos significativos para los animales.

1.2.      Importancia epidemiológica: Merecen especial atención las enfermedades con alta transmisibilidad y que pueden causar brotes graves. La vacunación, en estos casos, actúa como una barrera protectora, minimizando la propagación de agentes infecciosos.

1.3.      Impacto en la fase de producción: La etapa de producción de los animales influye en el programa de vacunación. Las cerdas, por ejemplo, necesitan un protocolo de vacunación que tenga en cuenta su función reproductiva, mientras que los cerdos de carne requieren protección contra enfermedades que afectan a su crecimiento y desarrollo.

2 – Definición del Programa de Vacunación:

2.1.      Tipos de vacunas: Hay diferentes tipos de vacunas disponibles, incluidas las vacunas vivas atenuadas, inactivadas y de subunidades. La elección depende de la enfermedad objetivo, la edad de los cerdos y los objetivos específicos de prevención.

2.2.      Edad para la vacunación: La edad ideal para la vacunación varía según la enfermedad en cuestión y la dinámica inmunológica de los animales.

2.3.      Número de dosis: Algunas vacunas requieren múltiples dosis para garantizar una inmunidad adecuada.

2.4.      Vía de aplicación: Las vacunas pueden administrarse de diferentes formas, como inyecciones subcutáneas, intradérmicas o intramusculares, por vía oral o en aerosol.

2.5.      Anticuerpos maternos: Considerar la presencia de anticuerpos maternos es crucial, ya que pueden interferir con la efectividad de la vacunación en lechones.

3 – Vacunas y atención de vacunación:

3.1.      Condiciones de transporte y almacenamiento: Las vacunas deben transportarse y almacenarse a temperaturas adecuadas para preservar su eficacia.

3.2.      Mantenimiento del equipo: El equipo de vacunación debe limpiarse, desinfectarse y mantenerse bien.

3.3.      Tamaño de la aguja: La aguja debe ser de un tamaño adecuado para el tipo y la edad de los cerdos, y debe cambiarse con frecuencia para evitar la contaminación y el daño a los tejidos.

La vacunación es un proceso que requiere una planificación detallada y una ejecución cuidadosa. La identificación de las enfermedades relevantes, la definición de un programa de vacunación adecuado y la toma de precauciones durante el manejo y la aplicación de las vacunas son pasos indispensables para garantizar el éxito de la inmunización de los cerdos y, en consecuencia, promover la salud y la productividad del rebaño.

Además de un programa de vacunación bien diseñado y ejecutado, es necesario prestar atención a los programas preventivos adoptados con un enfoque en la salud intestinal, que deben diseñarse de acuerdo con las necesidades de cada rebaño, especialmente en los sistemas de producción de promotores de crecimiento libres de antibióticos (AGP-Free) y pueden incluir estrategias más amplias que el simple control de patógenos como la modulación de la microbiota intestinal y el apoyo al sistema inmunológico en general. Se debe prestar especial atención a los programas de salud intestinal de las cerdas, ya que esto no solo es crucial para la nutrición y el bienestar de la cerda, sino que también influye directamente en la calidad del calostro y el posterior desarrollo de los lechones. Es fundamental contar con un programa preventivo bien diseñado para la salud intestinal, que posiblemente implique el uso de probióticos, prebióticos, fitogénicos y ácidos orgánicos, entre otras estrategias, a través de los alimentos, junto con prácticas de manejo adecuadas. Estas medidas son vitales para promover una microbiota intestinal saludable en las cerdas, lo que da como resultado un calostro rico en anticuerpos y nutrientes esenciales, proporcionando a los lechones un comienzo de vida robusto y protegido.

Las estrategias preventivas de salud intestinal son esenciales, especialmente en los sistemas de producción de promotores de crecimiento libres de antibióticos (sin AGP), donde la salud intestinal sostenible es fundamental para el éxito productivo. Invertir en un programa cuidadoso no solo eleva el estado de salud de las cerdas y los lechones, sino que también aumenta la productividad y la sostenibilidad de la piara porcina en su conjunto.

La calidad del agua suministrada a los animales juega un papel fundamental en su salud. Cabe destacar que el agua es un nutriente importante para los animales y se debe observar su calidad microbiológica y fisicoquímica. En términos generales, la calidad microbiológica está garantizada mediante cloración obligatoria, con niveles de alrededor de 3 ppm de cloro libre en el punto de consumo de agua más alejado del punto de cloración. Con respecto a la calidad fisicoquímica, tanto la dureza como el pH del agua deben ser observados y, siempre que sea posible, corregidos. Recordando que las aguas con un pH ligeramente ácido (entre 5,0 y 6,5) son ideales, desde el punto de vista de la sanidad animal, ya que favorecen la presentación de cloro en forma de ácido hipocloroso, que es la forma activa contra los microorganismos. Además de la calidad del agua en sí, es necesario garantizar una limpieza y desinfección adecuadas de todo el sistema de suministro de agua a los animales, incluido el depósito y las tuberías.

La capacitación adecuada del personal es esencial para mantener un programa de bioseguridad sólido. Se debe educar a los empleados sobre la importancia de las medidas de bioseguridad, así como sobre cómo implementarlas y seguirlas. Las capacitaciones periódicas pueden ayudar a reforzar la importancia de estas medidas y garantizar que todo el personal conozca los últimos protocolos de bioseguridad. El entrenamiento adecuado también reduce la probabilidad de error humano, lo que puede conducir a la introducción de agentes causantes de enfermedades en el rebaño.

El éxito de un programa de bioseguridad depende necesariamente de las personas involucradas en el proceso productivo. En este sentido, es fundamental no solo capacitar a los equipos de manera adecuada y constante, sino también escucharlos sobre lo que tienen que decir sobre el programa ya implementado y las posibles mejoras para cumplir con las premisas teóricas de un programa y hacerlo factible desde el punto de vista operativo.

La bioseguridad es un aspecto crítico para mantener la salud y la productividad de las piaras de cerdos. Con la reducción del uso de antibióticos, la prevención de la introducción y propagación de enfermedades se vuelve aún más importante. Cabe destacar que un programa de bioseguridad debe ser diseñado e implementado de acuerdo a las características del sistema productivo al que se le propone, teniendo en cuenta las particularidades específicas de las granjas, categorías de animales, situación geográfica, desafíos, entre otros criterios. Además, el programa de bioseguridad no es estático, sino que se somete a una mejora constante a lo largo del tiempo y sigue la evolución de otros aspectos relacionados con la producción animal, como los estándares de manejo y nutrición.

 

BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA

MORÉS, N.; CARON, L.; COLDEBELLA, A.; BORDIN, L. C. Biosseguridade mínima para

granjas de suínos que produzem animais para abate. Concórdia: EMBRAPA SUÍNOS E AVES. 38p. 2017.

RIBAS, J. C. R.; DIAS, C. P.; LUDTKE, C. B.; BUSS, L. P. eds. Suinocultura: uma saúde e um bem-estar. Brasília: MAPA – Ministério da Agricultura Pecuária e Abastecimento. 500p. 2020.

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Publicado en 26 octubre de 2023