Por Ricardo Barbalho, Director de Grandes Cuentas y Relaciones Institucionales de ICC

El uso de antimicrobianos en animales conlleva varios riesgos, todos los cuales pueden afectar tanto a su salud como a la de las personas. Cuando se usan de manera imprudente, los antibióticos a largo plazo pueden conducir al desarrollo de resistencia. Esto significa que pierden su efecto contra las bacterias y otros microorganismos, lo que dificulta o incluso imposibilita el tratamiento de las infecciones en animales y humanos. La transferencia de genes de resistencia entre microorganismos también es motivo de preocupación, ya que puede conducir a la propagación de la resistencia.

En los animales de granja, como el ganado vacuno, las aves de corral, los cerdos y los peces, el uso indiscriminado de antimicrobianos puede dar lugar a la presencia de residuos antimicrobianos en la carne, la leche y los huevos. Esto supone un riesgo para la salud humana, ya que si los residuos superan los límites de seguridad o si hay un consumo regular de productos contaminados, los consumidores también pueden desarrollar resistencia a los antimicrobianos con el tiempo.

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) ha publicado un reporte histórico que muestra avances alentadores en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos. El uso de antimicrobianos en animales ha disminuido en un 13% en tres años, lo que marca una vez más un cambio significativo en los esfuerzos en curso para preservar la eficacia de estos medicamentos críticos. Menos del 20% de los antimicrobianos utilizados en animales en 2019 fueron de máxima prioridad e importancia crítica para la salud humana.

Otro punto importante es que la excreción de antimicrobianos por parte de los animales tratados puede contaminar el medioambiente, incluidos los suelos y las aguas, y puede tener efectos adversos sobre los ecosistemas y la vida acuática, así como contribuir al desarrollo de resistencia a los antimicrobianos en los microorganismos ambientales.

Dedicada a proporcionar salud y bienestar a los animales durante tres décadas, ICC ofrece productos a base de levadura. Estos insumos se desarrollan con un enfoque en fortalecer el sistema inmunitario y la salud intestinal de los animales, brindándoles las condiciones ideales para enfrentar los retos diarios, con una reacción más rápida ante las adversidades sanitarias.

Los productos están formulados con levaduras procedentes de la fermentación en etanol, lo que garantiza una mayor concentración de betaglucanos. A partir de la inmunomodulación, los β-glucanos ayudan a la respuesta inmunitaria del organismo para que esté en estado de alerta, es decir, si hay algún reto, la respuesta proinflamatoria será más rápida y eficiente, sin sobreestimulación del sistema inmunitario, evitando daños en el epitelio intestinal o un gasto metabólico excesivo.

El uso de levaduras en nutrición animal, además de su valor nutricional, destaca por su aplicación como inmunonutriente: acción frente a patógenos, mantenimiento de la integridad intestinal, mejora del bienestar y reducción de la tasa de mortalidad. En el intestino, las levaduras estimulan la actividad fagocítica de las células inmunitarias y promueven la aglutinación de bacterias patógenas, proporcionando la proliferación de bacterias beneficiosas, como lactobacilos y bifidobacterias.

La implementación de buenas prácticas de manejo animal con levaduras representa una alternativa a los antimicrobianos, contribuyendo a la reeducación de los productores animales sobre los riesgos asociados al uso inadecuado de estas sustancias.