Eubióticos en la producción moderna de pollos de engorde, conceptos y estrategias de uso

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M.V. M.Sc. Dino Garcez – Consultor avícola (DGbioss)

Los eubióticos son aditivos nutricionales que actúan esencialmente para mejorar la utilización de los nutrientes y mantener la salud intestinal, favoreciendo así la salud, el bienestar y el rendimiento zootécnico de las aves de producción. Además, pueden conferir una mayor seguridad alimenticia. Son herramientas bien establecidas en el mercado mundial de la producción animal, no generan resistencia a los antimicrobianos (RAM) ni dejan residuos en la carne. Entre los principales aditivos eubióticos podemos citar: los probióticos, los prebióticos, los simbióticos (pro + pre), los ácidos orgánicos y los fitógenos.

Este artículo pretende conceptualizar estos aditivos en términos de su composición, modo de acción, principales beneficios, así como señalar estrategias para su uso en la producción moderna de pollos de engorde.

Probióticos

Son aditivos a base de bacterias, levaduras u hongos que alteran el microbiota intestinal, promoviendo un equilibrio entre las diferentes poblaciones bacterianas benéficas que inhiben el desarrollo de bacterias patógenas. Como resultado, aumentan la integridad intestinal, modulan la inmunidad, lo que se traduce en un mejor rendimiento zootécnico y contribuyen a una mayor seguridad de los productos avícolas. Entre los géneros bacterianos más utilizados como probióticos se encuentran: Bacillus spp., Lactobacillus spp. y Enteroccoccus spp. Además, se utilizan de forma concentrada levaduras de la especie Saccharomyces cerevisae.

El modo de acción de cada probiótico en el tracto gastrointestinal (TGI) depende del microorganismo en cuestión; a continuación, se enumeran los principales mecanismos:

  • Competencia por los sitios de adhesión y por los nutrientes;
  • Agregación;
  • Producción de metabolitos (ácidos orgánicos y bacteriocinas) que inhiben el desarrollo de microorganismos patógenos (Clostridium perfringens, E. coli) y favorecen el microbiota benéfico (por ejemplo, Lactobacillus).
  • Síntesis de enzimas digestivas y vitaminas (por ejemplo, del complejo B);
  • Estimulación de la secreción de anticuerpos (IgA) y activación de las células de los tejidos linfáticos asociados al intestino (GALT);
  • Reducción de la concentración de amoníaco en los excrementos.

En la fase inicial de la vida del ave (de 0 a 7 días) hay una mayor susceptibilidad a la infección por patógenos en el intestino, lo que se debe en gran medida a la inmadurez del sistema inmunitario de las aves. Por lo tanto, se recomienda el uso de probióticos desde el primero día de vida, preferiblemente en la incubadora, para limitar la colonización por MB indeseables (por ejemplo, Salmonella spp.). Sin embargo, no sólo se recomiendan los probióticos durante los primeros días, ya que numerosos factores pueden alterar la población microbiana del intestino, como los factores antinutricionales (por ejemplo, el fitato), las micotoxinas, los problemas de coccidiosis y las cuestiones de gestión y bioseguridad. Por lo tanto, se recomienda la alimentación continua de probióticos a través del pienso durante todo el ciclo de producción, especialmente en la fase inicial de la vida del ave (0-21 días).

A la hora de seleccionar un aditivo probiótico debemos tener en cuenta la viabilidad del microorganismo o microorganismos durante el almacenamiento, su resistencia a los procesos de peletización del pienso (temperatura 80°C-90°C) así como su supervivencia y acción en el TGI. Además, debe ser compatible con los anticoccidianos químicos y los ionóforos utilizados tradicionalmente en avicultura.

Prebióticos

Son aditivos a base de oligosacáridos como los MOS (mananooligosacáridos), FOS (fructooligosacáridos), GOS (galactooligosacáridos) y betaglucanos que tienen efectos diversificados sobre su huésped. Estos azúcares son resistentes a las enzimas digestivas de las aves, pero son utilizados por las poblaciones bacterianas benéficas del tracto gastrointestinal. Así, favorecen el microbiota benéfico (lactobacilos y bifidobacterias), reducen la población de bacterias patógenas (E. coli y Campylobacter spp.), modulan el sistema inmunitario, aumentan la digestibilidad, la absorción de minerales y vitaminas, mantienen el pH intestinal y maximizan la utilización de nutrientes, lo que se refleja en un aumento del rendimiento productivo de los pollos de engorde (Esquema 1).


Esquema 1 – Principales efectos de los prebióticos en el intestino

Los MOS tienen sitios de unión que conectan con los receptores fiambriales de tipo 1 en Escherichia coli y Salmonella spp. lo que elimina estas bacterias del tracto gastrointestinal a través del flujo normal del digesto. Este fenómeno también implica un aumento de la respuesta inmunitaria humoral debido a una mayor presentación de antígenos al sistema inmunitario. Los betaglucanos (1,3 y 1,6), por su parte, activan directamente el sistema inmunitario, ya que se unen a receptores celulares (dectina-1) presentes en enterocitos y fagocitos y, a partir de ahí, desencadenan una serie de reacciones inflamatorias, destacando la activación de la producción de anticuerpos (IgA) y moco, que constituyen la primera línea de defensa del intestino frente a los patógenos. Además, los betaglucanos activan los fagocitos, los asesinos naturales, los linfocitos B y T, además de aumentar la producción de citoquinas y la actividad fagocítica de los macrófagos. El efecto inmunomodulador de los MOS y los betaglucanos se resume en el esquema 2.


Esquema 2 – Resumen del mecanismo de acción inmunomodulador de la MOS y los betaglucanos

De forma similar a los probióticos, el uso de prebióticos está indicado especialmente en las primeras etapas de la vida del ave y en condiciones de alto estrés y presión infecciosa (por ejemplo, alta densidad).

En general, el procesamiento enzimático (asociado a temperatura, tiempo y pH óptimos) se refleja en prebióticos de mayor eficacia que los fraccionados mecánica o químicamente porque permite una mayor adhesión del patógeno a la MOS debido a la mayor exposición física de su molécula. Por tanto, el procesado es un factor relevante en la calidad del aditivo más que su propia concentración.

De forma innovadora, se han desarrollado simbióticos (combinación de pro- y prebióticos) como herramientas auxiliares para prevenir Salmonella spp. en aves.

Ácidos orgánicos (AOs)

Se componen de ácidos de cadena corta (de uno a siete carbonos) con propiedades antimicrobianas que están relacionadas con la reducción del pH del tracto gastrointestinal (TGI) y su capacidad para disociar sus carboxilases (valor pKa). Cuando se utilizan en aves de corral, pueden tener un efecto directo sobre la población de bacterias del TGI, reduciendo las patógenas y controlando, principalmente, las especies que compiten con las aves por los nutrientes, lo que se traduce en una mejora del rendimiento productivo de los animales.

En la Tabla 1 se describen los principales ácidos orgánicos utilizados en la producción avícola.


Tabla 1 – Principales ácidos orgánicos y propiedades físicas

Los AOs en forma no disociada penetran en la pared celular de las bacterias y alteran la fisiología normal de ciertos tipos de bacterias “sensibles al pH”, que no pueden tolerar un amplio gradiente de pH interno y externo.  Así pues, los AOs son más eficaces contra las especies bacterianas “intolerantes al ácido”, como E. coli, Salmonella spp. y Campylobacter spp., lo que se traduce en una menor competencia por los nutrientes con el hospedador, una reducción de los metabolitos que merman el rendimiento y un aumento de la digestibilidad.

Su uso se recomienda a lo largo de todo el ciclo de producción, sin embargo, las primeras etapas de vida (0-21 días) y la última semana antes del sacrificio son más estratégicas. En la primera, algunos AOs (por ejemplo, el ácido benzoico) previenen la contaminación por Salmonella spp. y aumentan la digestibilidad al estimular la actividad de las enzimas digestivas (pepsina), lo que favorece el rendimiento zootécnico (ganancia de peso y conversión alimenticia) en esta fase. Por otro lado, su uso en la fase de retirada puede contribuir a una reducción de la carga microbiana del ave que es transportada al matadero, lo que implica una mayor seguridad alimentaria.

Fitógenos

Son aditivos compuestos por aceites esenciales (AEs) y/o extractos vegetales (EVs) que presentan efectos antimicrobianos (bacterias, virus y hongos), antioxidantes, antiinflamatorios y digestivos al estimular la producción de enzimas digestivas (por ejemplo, amilase). Los AEs son mezclas complejas de sustancias volátiles, generalmente lipofílicas, cuyos componentes incluyen terpenos, alcoholes simples, aldehídos, cetonas, fenoles, ésteres, ácidos orgánicos fijos, etc. Cuando se utilizan en la alimentación animal, mejoran el rendimiento de los animales, pero no tienen efecto medicinal, ni por el principio activo ni por su dosificación.

En la Tabla 1 se enumeran los principales aditivos fitogénicos, así como sus respectivos modos de acción primarios.


Tabla 1 – Compuestos fitogénicos, actividad y origen

El uso de fitógenos en pollos de engorde puede emplearse durante todo el ciclo de producción, sin embargo, teniendo en cuenta la limitada producción de enzimas endógenas (por ejemplo, amilase) en la fase inicial (0-21 días), así como una mayor prevalencia de enteritis necrótica (C. perfringens) en este período, su uso se convierte en estratégico.

La estabilidad de los aditivos fitogénicos es crucial para la calidad del producto y, con este fin, se aplican métodos de microencapsulación para reducir la volatilidad del producto “tal cual” y protegerlo de las altas temperaturas y presiones durante el peletizado del pienso. Recientemente, las tecnologías de liberación gradual en el intestino grueso han aumentado la eficacia de los AE al potenciar sus efectos en las aves.

El uso combinado de eubióticos debe tener en cuenta el modo de acción primario de los aditivos seleccionados para evitar solapamientos (por ejemplo, probiótico + probiótico). Además, debe tenerse en cuenta la compatibilidad entre los aditivos y las posibles sinergias.

En un estudio que desafiaba a Eimeria spp. y C. perfringens en pollos de engorde (0-28 días), la combinación de prebióticos (MOS + betaglucanos) y aceites esenciales (timol + carvacrol) dio lugar a un rendimiento zootécnico (aumento de peso, consumo de alimento, conversión alimenticia y mortalidad) igual a la asociación de narasina y nicarbazina.

La tabla 2 muestra el uso recomendado por fase, así como la mejor estrategia de uso (costo-beneficio).


Tabla 2 Recomendación de uso por fase (vía pienso) de eubióticos en avicultura*

R = recomendado, E = estratégico. *Puede variar en función del aditivo utilizado y de la recomendación del fabricante.

Desde las recientes restricciones al uso de AMDs en todo el mundo, la oferta de eubióticos ha aumentado considerablemente. Sin embargo, es necesario tener criterios para la selección de estos aditivos, así como la definición de una estrategia para su uso con el fin de extraer la máxima eficiencia sin aumentar los costos para la producción avícola. En la actualidad, estos aditivos se utilizan con seguridad en grandes integraciones avícolas porque presentan beneficios productivos consistentes basados en datos científicos y porque contribuyen a la producción sostenible de alimentos.

 

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Publicado en 25 julio de 2023